80 retratos a blanco y negro, en los cuales él retrató personajes de la política y la farándula.
Es emotivo ver personas tan cercanas, farándula y política reunidas en un lugar, dejando atrás las voluptuosas modelos o los “ganchos de ropa europeos” para ver personas que no se ganan la vida posando frente a una cámara, perfectos desconocidos que por uno u otro motivo llamaron la atención del fotógrafo.
La personalidad de las personas se refleja en lo que hacen, y se notó que Rubén es una persona creativa, emotiva y que no olvida sus raíces; en algunos el quiso mostrar fortaleza, vulnerabilidad, ambición, y seducción.
El retrato que más me llamo la atención fue el de Ingrid Betancur, definitivamente se convirtió en una leyenda, allí reflejaba esperanza, melancolía, rabia y muchos sentimientos encontrados por la situación que atravesaba.
De acuerdo a lo planteado por Berger, los fotógrafos pedían que esta disciplina estuviera dentro de las bellas artes, actualmente es así, y exposiciones como la de Afanador lo demuestran.
La desazón suprema es un retrato de Fernando Vallejo, pues allí se hace una descripción completa de él, tanto física como psicológica. Según el texto de Berger los retratos son el resultado de la decisión del fotógrafo de algo que vale la pena registrar y guardar en la memoria para posteriormente darlo a conocer. Es por eso que el documental es un retrato, ya que quizá a primera vista se puede sentir rechazo por la forma como habla Vallejo, especialmente sobre Colombia, pero “se puede hablar con dureza de lo que se ama, precisamente porque se ama”; así que, toca temas como: la violencia, la guerrilla, la política, el sexo, el cine y hasta los animales.
Por: Dyanne Peña Castillo.
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